La palabra es poderosa y tiene un único sentido vectorial: una vez que salió de la boca, no vuelve hacia atrás, sigue su camino como una flecha. La dirección de la flecha será tan precisa como certero haya sido el lanzamiento, para terminar clavada en aquello que alcance, quedando ahí hasta que alguien la saque, si puede. Si se clava en una persona, esa misma persona u otra podrá cortarle el astil, como en tantas películas de guerreros que hemos visto en la tele o en el cine. Sin embargo, la flecha ya está clavada; una vez que salió del arquero, no tiene vuelta. Puede ser que el destinatario se proteja para evitar que se le clave en el cuerpo, pero el acto de disparar la flecha y su trayectoria ya no se pueden revertir. Del mismo modo, las palabras, una vez que salen de la boca, permanecen.ferreterías.
Mis escritos han sido recibidos con asombro y alegría. Así fue en mi familia, en la escuela, en facultad y, ahora también, por parte de mis más fieles lectores. Todos ellos me han permitido medir en mis producciones expresivas qué parte de ellas es solo satisfacción propia y qué parte genera algo en los otros. Emoción, identificación, sorpresa, reflexión… Y son esas cosas que logro generar en los otros, lo que, como una pila recargable, me acciona para seguir.